¿Qué es un aval?
Compromiso unilateral de pago, generalmente con carácter solidario, en favor de un tercero que, en caso de que el deudor no pague, podrá dirigirse al avalista para solicitarle la cantidad adeudada.
Todos hemos escuchado hablar alguna vez del término aval. Es más, seguro que todos tenemos, más o menos claro, qué es lo que implica contar con uno. Por ello en este apartado del glosario te queremos contar aquello que necesitas saber y que es posible que, hasta ahora, se te esté escapando.
¿Qué es un aval y por qué me interesa tener uno?
Técnicamente, un aval es un tipo de contrato de fianza dentro del ámbito del Derecho Cambiario. Se trata de un compromiso unilateral de pago, generalmente con carácter solidario, en favor de un tercero que, en caso de que el deudor no pague, podrá dirigirse al avalista para solicitarle la cantidad adeudada.
Hablando más claro, se trata de una persona que garantiza el pago de otra. Esto es, que si quien tiene la obligación no paga, el acreedor podrá dirigirse hacia el avalista y obtener de él la cantidad que satisfaga la deuda.
Para el acreedor es una garantía de cobro. Se asegura que, en caso de impago por parte del deudor, va a seguir recibiendo aquello que le corresponde.
¿Qué reglas se aplican en el contrato de aval?
Un aval es una especie de fianza. Por ello el Derecho Cambiario ha decidido que se apliquen de manera supletoria sus normas a las relaciones jurídicas en las que aparezca esta figura.
Una figura muy común en el mercado hipotecario
Uno de los sectores donde más aparece la figura del aval y del avalista es en el mercado inmobiliario. Las entidades bancarias acostumbran a solicitar la participación de una en sus negocios jurídicos, salvo que la solvencia de quien solicita el crédito esté muy demostrada.
De esta manera, el banco busca asegurarse que recibirá el pago de la hipoteca en cualquier circunstancia. Después de todo, lo que está consiguiendo es garantizarse que no recibirá el pago de una, sino de dos personas distintas.