En Globaliza siempre hemos defendido que no hay nada mejor que una buena relación entre propietario e inquilino. Después de todo, se trata de una unión que permitirá solventar la mayoría de los problemas y malentendidos que puedan surgir a lo largo del tiempo. Por ello, hoy nos hemos puesto el disfraz de cupido y nos acercamos hasta a ti para darte una serie de consejos sobre secretos que nunca le tendrías que guardar a tu casero.
Por qué no guardarle secretos a tu casero
La duda ofende. ¿Para qué vas a machacar una relación que puede ser encantadora con mentiras y falsas verdades? No tendría sentido alguno. No obstante, sabemos que hay personas que se empeñan en maquillar la verdad de manera irremediable. Así que te queremos decir en qué circunstancias no tienes que hacerlo bajo ningún concepto:
- Tienes un mascota.
- Se ha mudado tu pareja contigo.
- Hay una plaga.
¿Las desarrollamos de manera separada?
Tienes una mascota
Es posible que cuando llegaras al hogar no te interesara tener mascota. No tenías intención alguna de que un perro o un gato adoptado comenzara a vivir contigo. Sin embargo, ha pasado el tiempo y, por alguna razón, uno de ellos ha tomado tu corazoncito, se ha hecho un hueco y ya no se quiere escapar. Tú has caído prendado de su mirada, has sucumbido a sus encantos y ahora lo tienes entre las manos, sabiendo que, por azares del destino, estabais unidos desde hace mucho tiempo.
Aquí es donde empiezan a jugar las cláusulas del contrato. Si no se ha establecido ninguna limitación, no tienes ningún problema para llevártelo a vivir contigo. No obstante, siempre es bueno comunicárselo al propietario, que vea que no le guardas secretos.
En caso de que exista una cláusula que prohíba las mascotas, ¿por qué no hablas con él? Si lleváis ya tiempo en la relación contractual y la relación es buena, puede que el resultado te sorprenda.
Se ha mudado tu pareja contigo
Tú y tu pareja habéis dado un paso hacia delante. ¡Estáis viviendo juntos! Pero, ¿no empezaste la relación contractual diciéndole al casero que serías tú solo en dicho hogar? Vaya, entonces habrá que hacer algo, ¿no?
En efecto, en este caso tienes que comunicárselo. Tiene el derecho de evaluar la solvencia de este movimiento y de incluirlo en el contrato.
Hay una plaga
A veces animales de toda clase toman nuestro hogar. En este caso, por mucho que amemos la vida natural, tenemos que tomar cartas en el asunto. ¡Somos nosotros o ellos! Por tanto, en esta tesitura tendrás que ponerte en contacto con el propietario para que avise a un exterminador.
A partir de este punto os tocará negociar cómo asumís el pago del mismo. Puede que caiga todo en una parte o que establezcan porcentajes. Eso ya es a gusto de cada uno.
Estos son tres secretos que no le deberías guardar al casero, aunque habrá muchos más. De esta manera, te recomendamos que no guardes ninguno. Después de todo, no hay relación que supere las mentiras.