1 de enero, 2 de febrero, 3 de marzo… ¡Venga, ahora todos juntos! ¡7 de julio Sanfermín! ¡Muy bien! Así nos gusta. Que nos unamos en este instante de jolgorio y jarana colectiva y aunemos nuestras voces en un momento de unidad. ¡Ya ha pasado un año desde la última vez que celebramos los Sanfermines! Cómo pasa el tiempo, ¿verdad? Confiésanos, ¿has aprovechado estos últimos 365 días como esperabas o te has vuelto a quedar con ganas de vivir nuevas aventuras? Pues ya sabes, saca la pierna derecha a bailar, que el mundo no espera a los holgazanes.
Todo el mundo conoce los Sanfermines
¿Qué? ¿Que tú no? Vale, creemos que estás de broma. Nos ha dado una especie de ataque al corazón colectivo cuando hemos visto tu rostro. Sin embargo, si hay graciosillos como tú dispuestos a causar el mal en la salud colectiva, seguramente habrá alguna persona que haya vivido en la luna desde que nació y que no tiene muy claro en qué consisten los Sanfermines.
Hoy te queremos contar toda su historia. Y es que no exageramos cuando decimos que mueve más ilusiones que Papá Noel y los Reyes Magos juntos. Después de todo, son millones de personas las que toman las calles de Pamplona durante los días que dura esta festividad. La alegría y la sensación de libertad se nota en el ambiente. Las risas son la banda sonora de un momento único. Todo ello sin referirnos siquiera a la gastronomía del lugar, que es una de las ciudades que escogeríamos para irnos de tapas sin pensarlo dos veces.
Este artículo también va dirigido a todos aquellos que se han rodeado de prejuicios en su mirada a esta festividad. Los Sanfermines pueden parecer desde fuera lo que no es. Por ello pensamos que si se conoce su evolución en el tiempo serán muchos los que se sientan más identificados, aunque no casen con todos los elementos que conforman su tradición. Ni siquiera nosotros lo hacemos. Nadie, de hecho. Y es que esta fiesta no está conformada únicamente por jóvenes bebiendo sin parar e intrépidos (locos, dirían algunos) corriendo delante de toros mientras se juegan la vida. Hay mucho más y eso es lo que le da verdaderamente sentido.
Al fin y al cabo son casi setecientos años de evolución. Es una de las fiestas más longevas de nuestra historia e incluso esos antepasados que nunca llegaremos a identificar ya disfrutaban como lo hacíamos nosotros. ¿Quieres saber qué era lo que hacía tu tataratataratataratataratatara… muchos tátara, abuelo?
A nosotros nos encantaría. Súbete a esta máquina del tiempo, que vamos a viajar muchos siglos atrás.
El origen de los Sanfermines: un viaje desde la época medieval hasta 1950
No se puede identificar un único origen de los Sanfermines. Como todo lo que perdura en el tiempo e importa de verdad, surge de un acuerdo entre dos festividades que acabaron por unificarse en pos del disfrute colectivo. Disfrázate para la ocasión. Vamos a recorrer ambas.
La fiesta comercial
Sí, perdona por las turbulencias. El viaje al pasado ya ha terminado y acabamos de tomar tierra en la Pamplona de la época medieval. Por si alguna vez te lo preguntan en un concurso, fue fundada por Pompeyo en el 74 a.C. De nada si te hemos hecho ganar millones de euros. Ya te pasaremos nuestra dirección de PayPal.
Como todas las festividades de la época, estas contaban con un marcado acento comercial. Reunían a personas de todas partes que estaban dispuestas a hacer negocio y es que, si algo no ha cambiado siete siglos después, es que el dinero es la gasolina que es capaz de desplazar personas de una punta a otra del país.
Al fin y al cabo, los negocios se cerraban con la misma facilidad que a día de hoy se abren las cervezas en la ciudad navarra.
La ironía también estaba en la determinación de sus fechas. Se celebraban después del inicio del verano, en la noche de San Juan entre el 23 y 24 de junio. Se escogió este momento basándose en las fechas de otras fiestas cristianas religiosas, que a su vez estaban basadas en fiestas paganas vascas y latinas, basadas a su vez en fiestas religiosas… Si es que al final lo religioso y lo pagano no están tan lejos como pueda parecer.
No duraron mucho en esta fecha. Los seres humanos somos especialistas en tocar lo que está funcionando bien. Y siempre preferimos mantener inmutable lo que falla más que una escopeta de feria. De tal manera que, pese a la gran cantidad de personas que atraía, fue desplazada al 29 de junio, para hacerlo coincidir con la fiesta de San Pedro. ¿Te acuerdas de cuando estaba basado en una fecha pagana?
Sin embargo, la razón por la que se celebraba era lo de menos. Después de todo, las fiestas comerciales eran lo más parecido que existía en aquella época a las reuniones de antiguos alumnos del instituto. No era fácil encontrar una razón para que se juntaran todos y solo el clin clin incesante de los dinares era capaz de actuar como estrella fugaz que alinease los planetas.
La feria de Pamplona de siete días de duración
Si se sigue el resto de migas de pan, la siguiente parada de la máquina del tiempo es la Feria de Pamplona que tenía siete días de duración. Otro acontecimiento que enarbolaba el jolgorio colectivo y es que si algo parece claro es que en la ciudad que posteriormente sería navarra no había que pensárselo dos veces para instaurar la fiesta.
Esta comenzó a producirse en el año 1324 y su objetivo era homenajear al rey Carlos I de Navarra y IV de Francia. Coloquialmente se conocían como las fiestas del final del verano. Teniendo en cuenta que las anteriores eran las del inicio, no hizo falta muchos años más para que una gran mente pensante tuviera la idea que nos llevará hasta los Sanfermines.
La unificación de las fiestas y el punto de inflexión para llegar a los sanfermines
El siguiente paso lo daría el rey Carlos II de Navarra en 1381. Sí, era el heredero de Carlos I de Navarra. Hemos sacado a relucir nuestras dotes de deducción al más puro estilo Sherlock Holmes para poder determinarlo, pero creemos que la conclusión es acertada dado el hilo de sospechas del que hemos tirado. Le concedió el título de Fiesta Sacra, que era dotarla de la máxima importancia que podía tener una fiesta señalada y se convirtió en el lugar al que muchos acudían para celebrar el fin del período estival.
Más de doscientos años después, y tras comprobar que el hecho de tener una fiesta de principio de verano y otra de fin implicaba la separación de los visitantes, en 1591 se celebró de manera unificada por primera vez. Ya nunca demandarían el divorcio. La fecha es la que todos conocemos. Sí. La que ha llegado hasta nuestros días como anfitriona de los Sanfermines: 7 de julio.
Su planning era:
- Pregón de Fiestas, muy ceremonial.
- Torneo con lanzas en la actual Plaza del Castillo
- Teatro: «Comedia y Tragedia del Bienaventurado San Fermín».
- Danzas, procesión por las calles, etc.
- El día siguiente, se celebró una corrida de toros.
La revolución de 1950 y el cambio de mentalidad en los Sanfermines
Cuatro siglos de estabilidad no fueron suficientes para convertir en inmutable a esta celebración. Las tradiciones perduran en el tiempo. Pero poco a poco, como si de una montaña se tratara, se perfilan y erosionan hasta dar lugar a nuevos fenómenos orográficos. En el caso de los Sanfermines también ha sido así. La verdadera transmutación no llegara hasta mediados del siglo XX.
El principal cambio fue el desligue de componentes religiosos. Si bien es cierto que siguen manteniéndose ciertos elementos como factores culturales, ya son escasas las personas que acuden a su seno por dichas razones. Ahora ha quedado como uno de los principales acontecimientos del año español, lugar en el que millones de personas acuden todos los años con el objetivo de pasárselo bien y disfrutar de que siguen vivos. No hay una razón más importante que celebrar que esa misma.
Este es el origen de las fiestas de los sanfermines. ¿Lo conocías? ¿Te gustaría añadir algún elemento? ¿Qué más sumarías?