Palomitas de maíz y la historia de una sorpresa explosiva

¿Te imaginas cómo tiene que ser eso de ir un día al cine y que no tengan palomitas de maíz? A estas altura de la película, sería como quedarse a medias, asumir que falta algo. Hoy nos parece absurdo, pero pudo haber sido así. No en vano, este alimento era propio de América y en Europa no lo habíamos ni olido antes de los viajes de Cristóbal Colón.

El origen indígena de las palomitas de maíz

El origen de las palomitas de maíz

Eso sí. Lo primero es sentar las bases. No todo maíz es suficiente para esta historia. Solo una clase de este alimento cumple con la cualidad de explotar al calentarse, floreciendo en su muerte hasta convertirse en este delicioso manjar.

Su nombre es pira. Su origen, peruano. En Europa no existían de manera nativa, por lo que la sorpresa de Colón y de sus compañeros al descubrirlo fue mayúsculo.

Desde aquí nos hacemos una pregunta. ¿A quién se le ocurriría calentarlo por primera vez? ¿Cuál sería la primera reflexión al verlos estallar? ¿Quién sería el que se atreviera a probarlos en la vanguardia de la valentía?

¿Qué fue lo que más le llamó la atención a la expedición?

Si bien es cierto que en un principio lo más interesante era la gran cantidad de utilidades que los indígenas extraían del maíz, pronto hubo un detalle inesperado el que captó la atención de los descubridores.

Había un tipo de grano que si se calentaba explotaba y se transformaba en una especie de flor que los indígenas empleaban tanto como alimento como decoración en las ceremonias.

Por supuesto, estos acabaron totalmente ensimismados con el detalle, así que se plantearon que, sin lugar a duda, tenía que traerlo para España. Triunfó nada más llegar.

Una pregunta, ¿cuándo fue la última vez que comiste palomitas de maíz? Nosotros estamos chupándonos los dedos. ¡Camarero, tráiganos unas bien grandes!

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