El método Konmari para ordenar tu casa y conocer la felicidad

Ser ordenado es una cualidad en peligro de extinción, una virtud que apenas prolifera en una sociedad caótica por naturaleza. No todas las personas pueden jactarse de llegar al mundo con ese don bajo el brazo. Estamos ante una habilidad que debe trabajarse a diario para que se instale en tus costumbres como una más, para que se descubra como una de las aristas que conforman tu personalidad. Una personalidad que tiende a verse reflejada en la decoración de tu casa, ¿no es así? Que nos parta un rayo si no hemos mencionado esa idea en más de una ocasión. Por eso afirmamos sin temor que un inmueble en orden, uno que sea merecedor de aparecer en una revista de interiorismo, es la consecuencia directa de unos habitantes organizados. Pero si quieres confesarnos que tu casa está hecha unos zorros, entonces debes saber que Globaliza te trae una solución llamada método Konmari. ¿Qué pasa? ¿Te suena a chino? Pues para tu información debes saber que es japonés. Hilemos más fino todavía: es el nombre de una mujer nacida en el país del sol naciente que se ha convertido en una celebridad. Toda una autoridad en esto de la organización doméstica.

Ordenar la casa según el método Konmari

Apréndete los trucos de Marie Kondo para conocer la felicidad.

1. Guarda lo que te produzca alegría

¿Te acuerdas de la fijación de Peter Pan con los pensamientos alegres? Pues esa misma sensación que a él le permitía volar te tiene que servir a ti para guardar lo que vale la pena, lo que te evoca recuerdos joviales. Haz un inventario sobre todos los objetos que viven contigo, agárralos entre tus manos y trata de percibir lo que te transmiten. Si al sujetar un trasto que pensabas tirar a la basura no puedes reprimir una sonrisa, entonces significa que no debe acabar entre los desperdicios. En cambio, aquel cachivache que sea incapaz de despertar una mínima impresión en tu persona tiene que desaparecer. Sin miramientos: adiós muy buenas.

2. Establece categorías

El proceso de ordenar tu casa dependerá de un factor primordial, el mismo que tanto respetabas en el colegio cuando tenías que organizar tus apuntes: las categorías. ¿Verdad que al pasar tus anotaciones a limpio debías clasificarlas por asignaturas? Pues cuando llegue el momento de adecentar tu hogar también tendrás que crear ciertas secciones. Serás tú quien decida a qué familia – por llamarla de otra manera – pertenecen los seres inanimados que te acompañan en tu rutina. El vestido que acabas de comprar encajará con tu ropa, el cuenco de cerámica con los ornamentos de la casa, la última obra de Danielle Steel con tu colección de novelas… Deberás agruparlo todo en distintas categorías sin dejarte nada durante tu tarea.

3. De fácil a difícil

Empieza por lo sencillo y reserva lo complicado para el final; no te compliques la vida antes de tiempo. Según la creadora de la metodología que nos ocupa, la ropa siempre ha sido un bien material del que podrás deshacerte con facilidad. Por lo tanto, no lo dudes. Cuando el demonio de Tasmania de los Looney Toones haya arrasado tu hogar, primero deberás ordenar los conjuntos que se alojan en tu armario. En segundo lugar, podrás reorganizar los libros y papeles que tienes apilados en cualquier lado. El resto de objetos varios que te rodean – llamados komono en japonés – será lo penúltimo en lo debas concentrar tus fuerzas. Ya dejarás para la conclusión del procedimiento aquellos elementos con mayor peso emocional. Como las fotos, por ejemplo.

4. Un sitio para cada grupo

No debería haber un alma en todo el planeta que no pudiese disfrutar de su propio lugar en el mundo; todos precisamos de un espacio donde poder sentirnos a gusto. Una teoría que, aparte de romántica y justa, también debes poner en práctica cuando estés arreglando el estropicio continuo que es tu morada. Si almacenas todas las cosas de un mismo grupo en un sitio determinado, seguro que después será mucho más sencillo encontrarlas. Siempre relacionarás un rincón específico con una tipología en concreto; enseguida sabrás dónde rastrear para hallar lo que buscas. Al final es como en juego de niños. El armario para tus conjuntos, la mesita del salón para las revistas, la estantería del pasillo para los recuerdos de tus viajes… Destina cada familia a un zona de tu casa; no mezcles churras con merinas.

5. Las cajas te salvarán la vida

Desde la perspectiva de la nipona que tan famosa se ha hecho con su método, lo más adecuado es que todo lo que te hace tan feliz permanezca a la vista. ¿Acaso las cosas que has decidido salvar de tu quema particular no te producen un júbilo incomparable? ¡Pues que el mundo las vea! Por otro lado, cuando quieras guardar aquello que tienes que meter en algún lado, recupera esas cajas que están muertas de risa en aquel armario para introducir todo lo que quieras.

A partir de ahora tus quehaceres domésticos ya no serán un dolor de cabeza.

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