Cuando las palabras del nuevo Alcalde de Madrid resonaron entre las paredes del consistorio, la respuesta del resto de los concejales parecía advertir de la llegada de nubes negras que oscilaron en el cielo de una capital que se sonrojaba de vergüenza y contaminación por el pesar que esperaba cargar en su mochila.
Desmantelar Madrid Central: ¿qué reacciones ha cosechado?
Las declaraciones no se hicieron esperar. Mientras que algunos señalaron a Martínez-Almeida como una persona que tomaba decisiones inconscientes, sus compañeros de partido afirmaban que el proyecto de Manuela Carmena no se sostenía ni siquiera en sus raíces, por lo que más valía derruir y construir, que mejorar un invento que nunca funcionó.
Los movimientos continuaron. La oposición no ha dudado en atizar al nuevo Alcalde por esta línea de actuación, a pesar de que era algo conocido por todos y comentado de manera constante en la campaña electoral. Sin frenos, cual jinetes que cabalgan sin mirar atrás. De manera sorpresiva, eso seguro, pues muchas voces que jamás hubieran aunado sus gritos al cielo decidieron que era el momento propicio para que bailaran al sol de un vals de color verde cuya letra hablaba del despropósito y de la irresponsabilidad de un Alcalde del que ya te hemos contado cómo aboga por enfrentarse a los retos que tiene por delante.
Ecologistas, ciudadanos, partidos políticos y voces cualificadas de otros países han unido su fuerza en un grito que pide cobijo para este planeta.
¿Y si por lo menos asustara el bolsillo?
Lo que parece seguro es que al final imperará el sentido común, o por lo menos el del bolsillo, que a nivel político es el que siempre toma las decisiones.
La Comisión Europea está a la espera de cualquier acción legal que se tome por la vía administrativa o penal en su institución y los antecedentes muestran a un órgano cada día más comprometido con el planeta. Sobre todo ahora que los partidos verdes son imprescindibles para desbloquear la situación de la Unión Europea.
¿Perderemos todos? ¿Planeta y carteras? La caída siempre duele más cuanto más alto volemos.