A la hora de saber cómo ahorrar o en qué tipo de productos financieros los invertimos, hay una máxima que nunca debe olvidarse: invierte solo en aquello que entiendas de verdad.
Como sabes, cualquier inversión conlleva un riesgo y por eso es tan importante tomar la decisión de asumirla solo en aquello que entiendas.
Algo que me preocupa de verdad es la cantidad de personas que están poniendo su dinero en Bitcoin y otras criptomonedas sin entender de verdad cómo funciona todo este proceso.
Y yo no voy a decirle a nadie dónde y cómo debe tomar sus decisiones, pero sí que es importante este matiz.
Yo pondría solo mi dinero en aquello que de alguna manera me interesara y conociera.
Existen tres tipos de productos financieros: ¿cuál eliges tú?
A grandes rasgos, los productos financieros se pueden clasificar en tres tipos:
- Renta variable.
- Renta fija.
- Activos monetarios.
A la hora de la verdad, un buen producto financiero suele ser una combinación de los tres.
Pues bien, cualquier producto financiero invierte en una, dos o incluso en las tres tipologías de activos financieros.
Activos monetarios
Dentro de esta categoría se encuentran los siguientes tipos de inversiones:
- Cuentas corrientes.
- Depósitos bancarios.
- Renta fija a corto plazo.
- Letras del Tesoro a menos de un año.
Renta fija
Se trata de emisiones que emiten empresas y Estados para financiarse a cambio de una rentabilidad fija.
Por ejemplo, los Bonos del Estado.
Se trata de emisiones de renta fija a 5 a o 10 años que cuentan con un interés fijado.
Pase lo que pase.
Después de ese período te devuelven el capital inicial.
Otro punto interesante es que durante los años en los que la renta fija esté vigente, se pueden comprar y vender.
Existe un mercado secundario para ello, que funciona de una manera semejante al de las acciones.
Renta variable
Cuando inviertes en renta variable, como las acciones, estás haciéndote propietario de un porcentaje, pequeño, de una empresa.
Cada empresa tiene un capital social que se ofrece en los mercados.
- Para financiarse y comenzar su actividad.
- Para impulsar su crecimiento.
- Para su mantenimiento en el mercado.
Al comprar renta variable estamos ligando nuestra inversión a la evolución de la empresa y también de las circunstancias que afectan al precio de las acciones.
¿Te gustaría saber más?