¿Dónde muere el amor entre el joven y la hipoteca?

¿Cuándo ha dejado España de ser un país de propietarios para convertirse en uno de arrendatarios? En el mapa que nos trazaron nuestros padres, la compra de una vivienda era un escalón perfectamente dibujado. Sin embargo, ahora parece que el amor entre el joven y la hipoteca se ha quebrado. ¿Qué ha sucedido?

No todo cambia tan rápido en el joven como nos hacen pensar

¿Cuándo se rompió el amor entre hipoteca y jóvenes?
Fuente: Pixabay

El problema de la prensa y las palabras es que es fácil soplar y ver el cartón que se esconde bajo sus tupés. Nos quieren vender una imagen falaz del joven. Nos cuentan que es independiente, sin compromiso, flexible… y que por todo ello la idea idílica de otra generación de adquirir una propiedad ya no va con ellos. A veces tanto eufemismo barato marea.

De vez en cuando es necesario que alguien sincero tome la brocha y dibujo en el lienzo de la realidad la verdad que se esconde tras palabras bonitas y adjetivos bien pensados. El amor entre hipoteca y joven se quebró el día que los sueldos bajos fueron la norma y ahorrar para el alquiler es mayor utopía que una Champions para el Getafe.

Estas líneas no las hemos escrito desde el corazón, la pasión y el ardor de un mal desayuno, sino con cifras encima de la mesa que corroboran esta línea de pensamiento. Las últimas encuestas afirman que el 50 % de los jóvenes solteros y el 65 % de las parejas que anhela comprar una vivienda choca contra el mismo muro. La entrada de un piso es una misión más complicada que la aventura de Frodo en El señor de los anillos.

Por si fuera poco, la hipoteca poco a poco encuentra un desapego entre este grupo de ciudadanos. Tiene poco gesto apacible para ellos, la verdad. El clima de inseguridad económica, el cuestionamiento laboral constante de su rol y la posibilidad de que antes de que salga mañana el sol el sistema financiero vuelva a caerse, no ayuda.

¿Ahorran los jóvenes para pagar la entrada de un piso?

La respuesta es que sí. Por lo menos entre los que pueden. En la gran mayoría, los alquileres abusivos a los que se enfrentan cada mes les impiden ahorrar. Si llegar a fin de mes es una maratón con lengua fuera en busca de oxígeno, guardar dinero debajo del colchón es propio de la ficción televisiva.

Entre todos, el 58 % afirma intentarlo. No obstante, la cifra mágica para acceder a una hipoteca son los 20.000 euros y hay jóvenes que ni siquiera en sus mejores sueños se imaginan esa cantidad ahorrada a día de hoy.

Habrá que ver qué color toma la evolución económica y del mercado. Lo que ahora parece claro es que las perspectivas son poco halagüeñas, pero la esperanza es lo último que se pierde.

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