¿Se te ocurre algún plato más conocido a lo largo del mundo que las hamburguesas?
De verdad, ayúdanos, porque a nosotros no se nos ocurre nada que se haya extendido tanto como este manjar.
Casi todas las personas del mundo habrán disfrutado de ellas en alguna ocasión.
En mayor o menor medida. Con más o menos calidad.
Es un plato que si se prepara con mimo y dedicación puede convertirse en una de las recetas más ricas de todo el planeta.
El origen de las hamburguesas
Hay muchos puristas en el mundo de la cocina que detestan las hamburguesas.
Se erigen por encima del resto y advierten que a nivel culinario no tienen ningún valor.
Pero, ¿sabes qué?
Luego son los primeros que se chupan los dedos cuando se toman una en condiciones.
Aquellos que cuando se desprenden del hábito de críticos y entendidos y se pueden centrar en disfrutar, abogan por ellas por delante de cualquier otra opción. Sentimos mucho por ellos que tengan que evocar esta postura durante el día.
Una cosa: ¿tú sabes cómo surgieron las hamburguesas?
Si queremos comprender el nacimiento del plato tal y como lo conocemos, tenemos que viajar hasta el siglo XIX.
Se trata de una combinación de sabores propuesta por emigrantes alemanes en Estados Unidos. Estos decían que así era la manera en la que se cocinaba un buen filete de vaca en Hamburgo.
No obstante, si queremos ser más precisos, hay que aterrizar en el año 1891 exactamente.
Por aquel entonces existía un cocinero que tenía un objetivo en la vida.
Lograr que los marineros que llegan a tierra pudieran disfrutar de una comida en condiciones.
De un detalle que implicara que volver era mejor que echarse a la mar.
Y así, en un alarde de imaginación, combinó carne picada de vaca con huevo y creó lo que hoy en día llamamos hamburguesa.
¿Y el pan?
Si te somos sinceros, no tenemos demasiado claro cómo surge la idea de recubrir por ambas partes de pan este alimento.
De lo único que somos conscientes es de que llegó.
Si tuviéramos que apostar, nos la jugaríamos a que siguió un camino similar al del que tiene en los perritos calientes: para no mancharse las manos, los vendedores descubrieron que el pan era mucho más barato que las servilletas de papel.
¿Te apetece tomarte una hamburguesa?