Hoy se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Café. Una jornada en la que alzamos nuestras tazas y cual salón de novela basada en la Edad Media y situada en el banquete de bodas de un rey, brindamos por el sabor y las bondades de la cafeína en un grito de unidad que parece imposible de conseguir en otro tema en este país.
Cada persona es un mundo cuando se despierta, pero todos tenemos algo en común. Nos encanta darle la bienvenida al nuevo día con un café bien calentito entre las manos.
En una fecha tan señalada queremos hablarte de cinco estereotipos de personas alrededor del café.
Los cinco arquetipos de personas alrededor de una taza de café
Porque sí, todos somos de nuestro padre y nuestra madre. Pero oye, a veces nos parecemos. Si miras a tu alrededor cualquier mañana en la oficina o en la universidad descubrirás que, aunque no se agrupen en manadas, hay rebaños de cafeinómanos que repiten patrones de comportamientos. En el Día Internacional del Café lo mínimo que podemos hacer es recordar estas rutinas y desearles una dulce vida entre estimulantes.
Así, los cinco arquetipos de personas alrededor de una taza de café son:
- El optimista.
- El dormilón.
- El enérgico.
- El del cortadito.
- El que lo está dejando.
El optimista
Seguro que tienes algún conocido que encaje en este arquetipo. Se trata de ese tipo de persona que, a pesar de no ser siquiera capaz de abrir los ojos por las mañanas, contagia un aire de buenas vibraciones a todas las personas de alrededor.
Y es que, sin saber ni siquiera dónde se encuentra, es capaz de afirmar que el día será bonito, que todo irá bien y que merecerá la pena. Da gusto juntarse con personas así.
Eso sí, te avisamos, cuando le hace efecto la cafeína es probable que se convierta en pesimista. Únicamente le dura la gasolina positiva mientras se encuentra en el reino de lo onírico… y el café es la puerta de salida. Piénsate bien cuándo darle de beber. ¡Y nunca los riegues después de la medianoche! Ah, no, perdona, que esto era otro tipo de bichos raros.
El dormilón
De estos los hay a patadas y copan las oficinas y las aulas cada mañana. En el metro, autobús o tren son muy fáciles de identificar. Su gesto característico es el de la cabezada involuntaria y la consecuente fuerte apertura de ojos mientras piensan mierda, me estoy quedando dormido. El jefe se va a dar cuenta.
Son personas que necesitan de varias horas, cafés y gritos para poder convertirse en un ser humano. Hasta ese momento dormitarán cual zombies y transitarán por el mundo como si la realidad no fuera con ellos.
No te preocupes si perteneces a este grupo. Después de unas horas cada mañana, se supera. Hasta entonces procura no acercarte a demasiadas carreteras. Conducir tampoco es lo más recomendable. Pero allá tú, que viendo cómo se conduce en las grandes ciudades de este país, quizás sería beneficioso que más tomaran los mandos dormidos.
Y oye, que The Walking Dead ha convertido en mainstream a los zombies, así que igual te van pidiendo selfies por la calle. Espero que no te despierten los flashes de los teléfonos móviles.
El enérgico
Se trata de esa persona que no necesita ni siquiera cafeína porque se levanta cada mañana como un toro embravecido. Sin embargo, ha instalado en su rutina una taza de café que actúa como placebo matutino y sin ella no puede arrancar. Cuando no la toma su mente se nubla y únicamente es capaz de pensar en el sabor de este brebaje oscuro.
¿El resultado? Después de tomar su estimulante se revoluciona y trata de comerse el mundo, aunque a veces se pasa tanto de revoluciones que no hay nadie que sea capaz de seguirle el ritmo.
Podrás reconocerle en una oficina. Es ese que va tan puesto de cafeína que se fija en detalles que al resto le da igual. Pero, oye, es que el estímulo le ha regalado superpoderes y sería muy egoísta que se los guardara solo para él.
El del cortadito
Se trata de una persona que habla constantemente de que necesita cafeína, pero que tú ves que no le gusta el café. Sin embargo, trata de solventar su problema con una bebida que podemos llamar leche con motas de algo que parece cacao en polvo, porque eso ni despierta ni nada parecido.
Sí, sí, ese tipo de personas que llenan la taza con leche y después soplan tres granos sobre la misma. A los más adictos les parece una vergüenza ser considerados de la misma especie. Ellos tomarían el bote de café y, si eso, verterían unas gotas de jugo de vaca.
No queremos ser pájaros de mal agüero, pero la Tercera Guerra Mundial se luchará entre estos dos bandos. Nosotros tenemos claro con quién nos posicionaremos. En Globaliza tenemos un problema muy grande con la cafeína.
El que lo está dejando
Todos nos hemos cruzado alguna vez con alguno de estos. Si no lo has hecho, lo siento, pero se trata de ti.
Es ese conocido que sabes que se toma sus seis tazas bien cargadas de café solo al día, que tiene un estómago de hierro y a prueba de bombas y que cada cierto tiempo siente el remordimiento, la llamada de la vida sana y trata de dejarlo.
Lo consigue, aunque solo durante veinticuatro horas y después retorna todavía más fuerte. Pronto nadie creerá sus intentos y todos escucharán sus palabras como el que oye llover. Luego te dirá cosas como que lo necesita porque si no tiene el síndrome de la abstinencia. Pero que no te engañe. No lo hace por necesidad. Sino porque es más adicto que el reno que vuela tirando del carro de Papá Noel cada 24 de diciembre por la noche.
Estos son los cinco estereotipos de personas que hemos identificado alrededor del café. ¿En cuál te sientes tu identificado? ¿Conoces a compañeros y amigos que pudieran encontrarse en cualquiera de las clasificaciones? Déjanoslo en los comentarios y no te olvides de prepararte tu taza calentita esta mañana.
¡Feliz día internacional del café!