Bumerán hipotecario: los empleados de la banca pagarán más que tú

Oye, ponte en situación, que llega uno de esos artículos donde merece la pena saborear hasta la última palabra. Porque cuando la ironía cambia las tornas —cual bumerán—, la vida se vuelve un escenario que mirar.

Bueno, a menos que seas la persona que sufre las consecuencias, pero ya sabes que en esto de ofenderse límites no hay. Cada uno se cabrea cuando quiera y en función de lo visceral que sea, pues trata de liarla por redes o se lo dice a sus amigos.

Total, que esta es una noticia curiosa, que removerá el suelo y cuyo capitán aguarda a gritar desde el mástil aquello de ¡elecciones a la vista!

Imagínate que un día estás en tu trabajo —da igual cuál sea, a ese que vas todos los días con una sonrisa en los labios y que no ha logrado acabar con tu energía— y tu jefe te os reúne a todos. Es uno de esos momentos que sabes que lleva trampa.

Al final de él —ponle en tu imagen trompetas, vítores y aplausos a mansalva— y suelta la bombaboom (quiero darle efectos de sonido, ¿vale?)—:

—Oye, que todos esos descuentos que tenéis por ser trabajadores, que se acaban. Que si no nos vamos al hoyo.

Que yo ya sé que un jefazo de la banca lo diría distinto, pero en mi cabeza suena así.

Se haría el silencio. Algunos, como respetando la voluntad de la quietud que aspirar a salvarse, susurrarían chascarrillos y el gracioso haría una pequeña broma que crisparía a demasiados.

Al final siempre hay un valiente que alza la voz y pregunta lo mismo que todos piensan.

Además, tú ya sabes quién de tus compañeros tomaría cada rol.

¿Descuentos en las hipotecas? Eso es de otra vida

Mira, que igual no lo sabes, pero en este país ha sido siempre costumbre que los empleados de la banca pudieran acceder a préstamos de mejores condiciones que el resto.

Ellos iban a solicitar su hipoteca como tú a las rebajas, viendo qué podían rascar en cada momento.

Pero claro, este pequeño abrazo ha resultado envenenado y se ha quedado un agujero de dinero que hasta yo con miopía soy capaz de verlo. Y eso, te aseguro, que es muy complicado.

Como los bancos se han dado cuenta de que o hay un cambio o hay un impacto, pues el timón se ha movido más rápido que un perro delante de una salchicha.

Se acabó la feria.

¿O todavía queda partida por jugarse?

Como alguien tenía que decir algo, los primeros en mover ficha han sido los interesados. A quien puede perjudicar la acción siempre permanece más callado que un niño que ha cometido una trastada.

Total, que la patronal ha puesto sobre la mesa un aumento de solo un 0,5 % de interés y los sindicatos han respondido aquello de rasca, rasca, que me pica.

Así que con las elecciones en posición de abordaje y sin tener la más remota idea de quién negociará en un mes, lo que ha sucedido es que este barco se ha encallado en aguas desconocidas.

Y sí, Leonardo DiCaprio sí que cabía en el listón de madera.

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