Todos llegamos a ese momento en nuestra vida en el que nos vemos con la seguridad y la oportunidad de comprar una segunda residencia y automáticamente surge la opción de solicitar una segunda hipoteca —porque seamos sinceros, si no tuvieras que pasar por el banco no estarías aquí informándote—. Pero ¿sabías que estas cuestiones cuenta con particularidades propias?
La hipoteca de la segunda residencia: parecidos razonables
Pero claro, hipoteca de la segunda residencia cuenta con particularidades. Porque una cosa es que al señor Banco acudas un día para pedirle dinero, pero que lo hagas de maneras reiterada… deberá tener muy claro que se lo puedas devolver, porque a partir de ese momento deberás mucho más dinero.
Por ello en esta situación se pone más recto, adopta una posición de mayor autoridad y te dice, bueno, negociemos, pero que sepas que esta vez me toca el rol de poli duro. Y ahí que va, con su bigote —este es un recurso dramático de nuestra imaginación, pero es para darle más realismo al asunto— y te comenta que estas son las normas:
- Ofrecerá una menor financiación.
- Tus ingresos son más elevados.
- Querrá el dinero de vuelta más rápido.
- Tendrás que pagar un mayor interés.
Y tú, ahí, de piedra, pues aguardabas una recepción tan calurosa como en la última ocasión, le miras y le pides con voz tímida que te explique la situación. Esto es lo que te dirá.
Ofrecerá una menor financiación
Si te has leído nuestros artículos sobre hipotecas —que si no, oye, siempre estás a tiempo, que están muy bien— habrás memorizado ya a estas alturas que la mayor financiación que te ofrece un banco es del 80 %.
Pues mira tú por dónde, cuando se trata de la hipoteca para una segunda residencia esta cantidad disminuye. La media entre las diferentes entidades se encuentra entre un 60 y un 75 %. Así que asegúrate de contar con más ahorros cuando acudas a la oficina.
Tus ingresos son más elevados
¿Sabes qué sucede al mismo tiempo? —y esto le preocupa de verdad al señor del bigote—, que a partir del momento en el que te concedan la segunda hipoteca deberás más dinero. Por tanto, te exigirán unos mayores ingresos de cara a cerciorarse de que puedes devolver todos los préstamos.
Porque claro, imagínate que hubieras dado antes muestras de que lo de devolver el dinero no se te estaba dando nada bien… pues una mayor deuda….
Querrá el dinero de vuelta más rápido
Y esto se traduce en un plazo menor. Si en una primera hipoteca acostumbran a ofrecerte plazos de treinta o cuarenta años, ahora como mucho te permitirán veinte o veinticinco.
Todo esto es por distintas razones. La primera es que serás más adulto y, claro, la esperanza de vida se reduce, y ellos tienen claro que el dinero de vuelta es una prioridad. Por otro lado, se trata de una medida de seguro: como asumen un riesgo mayor, lo quieren durante menos tiempo.
Tendrás que pagar un mayor interés
Esta idea sigue la misma esencia que las demás. Una cosa es que a ese señor con bigote le hayan ordenado que tiene que ofrecerte un menor plazo, pero muy diferente es que por ese menor tiempo vayas a pagar menos dinero. ¡No confundas las cosas!
La realidad es que para compensar los meses donde no estarás cobrando tus intereses, en este momento te solicitarán un mayor interés y así todo arreglado. ¡Tan amigos!
Ahora ya podrás identificar una hipoteca para segunda residencia si te la cruzas para calle. Son todas muy parecidas y esperan encontrarte, así que guíñale un ojo al pasar si quieres conocerla.